REFLEXIONES: Luz natural en la arquitectura

Y es que, evidentemente, la luz natural no es estática; varía a lo largo del día y de las estaciones, creando una danza constante de sombras y destellos. Esta variabilidad agrega dinamismo y carácter a la arquitectura, y, por ende, a las fachadas y espacios interiores. La luz del amanecer suave y dorada puede evocar una sensación de serenidad, mientras que la luz del mediodía intensa y brillante puede estimular la productividad. Por la tarde, la luz se suaviza nuevamente, creando una atmósfera relajada y acogedora. La arquitectura que incorpora inteligentemente la luz natural se convierte en una forma de arte en sí misma.

De hecho, en el mundo del arte y la pintura existen infinidad de técnicas artísticas que trabajan y ponen en valor la luz y las sombras. En este sentido, la técnica más conocida podría ser la del Claroscuro, desarrollada inicialmente por los pintores flamencos e italianos del Cinqueccento y  alcanzando posteriormente su madurez en el Barroco con artistas de renombre como Rembrandt, Zurbarán y Caravaggio. La técnica del claroscuro es un recurso artístico que se utiliza para crear un efecto de luz y sombra en una obra visual, a menudo en la pintura y la fotografía, donde las zonas iluminadas suelen destacarse de manera prominente en contraste con las áreas en sombra. Si bien no se puede aplicar directamente la técnica del claroscuro a la arquitectura de la misma manera que en una pintura, se pueden utilizar principios similares para crear efectos visuales en edificios y espacios arquitectónicos. La iluminación natural en la arquitectura, al igual que en las obras del Barroco, tiene este poder de contraste y revelación, resaltando texturas y colores, y revelando detalles que de otra manera pasarían desapercibidos dejando en la sombra otros secundarios.

La vocación de San Mateo (año 1600, Caravaggio)

Iglesia Unitaria de Rochester (año 1962, Louis Kahn)

Además de su influencia estética, la luz natural también tiene un impacto significativo en el bienestar de los ocupantes de un edificio. Numerosas investigaciones han demostrado que la exposición a la luz natural puede mejorar el estado de ánimo, aumentar la productividad y reducir el estrés. Los espacios bien iluminados de manera natural fomentan la conexión con el entorno circundante y promueven una sensación de conexión con la naturaleza, lo que puede ser especialmente beneficioso en entornos urbanos. En contraposición, en los hogares con poca luz natural la incidencia de problemas como la ansiedad o la depresión es significativamente mayor.

La luz natural también tiene implicaciones sostenibles en la arquitectura. Al aprovechar al máximo la luz del día, se reduce la necesidad de iluminación artificial, lo que ahorra energía y reduce los costos de funcionamiento de un edificio. Además, la luz natural puede influir en la temperatura interior, contribuyendo a la eficiencia energética al reducir la necesidad de calefacción o refrigeración artificial. En la certificación BREEAM que hemos obtenido en el despacho uno de los factores a valorar, dentro de la categoría de Salud y Bienestar, se valora el Confort Visual en la valoración es el de la eficiencia energética

Casa Cuatas, México (Espacio 18 Arquitectura)

En resumen, la luz natural en la arquitectura es un recurso invaluable que va mucho más allá de la mera iluminación de un espacio. Tiene el poder de transformar la estética, la funcionalidad y el bienestar de un edificio, y su presencia o ausencia puede marcar la diferencia entre un entorno cálido y acogedor y uno frío y despersonalizado. Los arquitectos que comprenden y aprovechan la luz natural como una herramienta de diseño pueden crear espacios verdaderamente excepcionales que mejoran la vida de quienes los utilizan.