REFLEXIONES: La Escuela del Siglo XXI

LA ESCUELA DEL SIGLO XII: UN ENTORNO DE BIENESTAR, INNOVACIÓN Y APRENDIZAJE INTEGRAL

A lo largo de la historia de nuestro estudio, que supera ya los 80 años, siempre hemos tenido una vocación especial hacia la arquitectura educativa. Hemos tenido la fortuna de participar en la construcción, reforma y ampliación de numerosos edificios docentes. Esta experiencia y dedicación nos han impulsado a profundizar en nuestra formación en este ámbito, incluso alguno de nosotros compaginamos la labor arquitectónica con la docencia en escuelas y universidades. Con esta reflexión, más allá de la comparación de los edificios escolares en distintos países, que ya hicimos anteriormente, queremos compartir algunas de las fuentes y estudios que hemos analizado, y ofrecer de manera ordenada nuestra visión personal sobre cómo debería ser, desde el punto de vista arquitectónico, una escuela de hoy y para el futuro.

El diseño arquitectónico de una escuela del siglo XXI debe ser funcional, flexible y adaptable a las necesidades pedagógicas cambiantes. El entorno físico tiene un impacto significativo en el bienestar y el rendimiento académico de los estudiantes, lo que hace esencial considerar factores como la neuroarquitectura, la flexibilidad de los espacios y el uso de colores y materiales adecuados.

En el contexto escolar, se ha demostrado que elementos como la luz natural, el acondicionamiento acústico y los colores influyen directamente en el estado de ánimo y la capacidad de concentración de los estudiantes (ver referencia 1 de la bibliografía).

Luz natural en un aula infantil de la escuela Viaró (Sant Cugat)

Profundizando en cómo influye la iluminación en los alumnos, para maximizar la comodidad y por consiguiente el rendimiento académico de los alumnos, las aulas deben maximizar la entrada de luz natural a través de grandes ventanales. La luz artificial, por su parte, debe imitar la luz solar (temperatura de color de 4000K a 5000K) para mantener un ambiente propicio para el aprendizaje. Un estudio de la Universitat Politècnica de Catalunya reveló que las aulas con mayor acceso a luz natural mejoran el rendimiento académico hasta en un 20% (ver referencia 2 de la bibliografía).

En cuanto a los colores, los tonos suaves como beige, blanco roto o verde pálido son ideales para las aulas, ya que fomentan la concentración y reducen el estrés. Los toques de azul claro y amarillo suave en áreas colaborativas pueden estimular la creatividad y la interacción social (ver referencia 3 de la bibliografía).

Otro aspecto muy importante que influye en el rendimiento académico y que está en nuestras manos como arquitectos es la correcta distribución de los espacios para favorecer el aprendizaje.

El concepto de flexibilidad espacial es fundamental en las escuelas modernas. Las áreas comunes, como bibliotecas y zonas de lectura, deben estar diseñadas para fomentar la colaboración. Los pasillos anchos pueden servir como extensiones de las aulas para el trabajo grupal o individual, y las áreas de trabajo en grupo deben estar dotadas de tecnologías como pantallas interactivas para el aprendizaje colaborativo (ver referencia 3 de la bibliografía).

Espacios de distribución en escuelas de Barcelona (izquierda Viaró, derecha Montserrat)

Las aulas deben ser espacios multifuncionales donde se puedan realizar diversas actividades sin que el entorno físico sea un obstáculo. Deben ser espacios flexibles con muebles modulares y móviles que permitan diferentes configuraciones según las actividades. El diseño modular facilita la adaptación del espacio para el trabajo colaborativo, el aprendizaje en grupo o la enseñanza tradicional (ver referencia 3 de la bibliografía).

Aula infantil en escuela Montserrat (Vallvidrera)

Las mesas y sillas deben ser ligeras y fáciles de mover, permitiendo transiciones rápidas entre configuraciones. Los muebles modulares y ajustables fomentan la participación activa de los estudiantes, alineándose con los principios de pedagogías innovadoras como el método Montessori (ver referencia 6 de la bibliografía).

La salud y la sostenibilidad son ya ahora pilares fundamentales del diseño. Es crucial crear entornos que sean saludables para los estudiantes y respetuosos con el medio ambiente, utilizando materiales no tóxicos y promoviendo la eficiencia energética.

El uso de materiales saludables es esencial para garantizar un entorno seguro. Los materiales como la madera certificada, el linóleo o el corcho son sostenibles, duraderos y no emiten compuestos orgánicos volátiles (COV), lo que mejora la calidad del aire interior (ver referencia 4 de la bibliografía).

https://www.arquitectes.cat/ca/guia-espais-saludables

También es necesario que los edificios docentes, a parte de estar construidos con materiales sostenibles, incorporen sistemas de energía renovable, como paneles solares, aerotermia, geotermia, propiciar la ventilación natural o la aplicación de tecnologías LED de bajo consumo energético. La recolección de agua de lluvia para riego también es una solución sostenible que debe implementarse en los espacios exteriores (ver referencia 5 de la bibliografía).

El aumento de los materiales de aislamiento como la lana mineral o la celulosa reciclada ayudan a reducir la necesidad de sistemas de climatización, manteniendo la transpirabilidad de los elementos constructivos y mejorando la eficiencia energética de los edificios escolares (ver referencia 4 de la bibliografía).

También hay que incidir en el entorno exterior de una escuela, debe fomentar el respeto por la naturaleza y la sostenibilidad. Los patios escolares deben incluir parques, jardines y huertos donde los estudiantes puedan aprender sobre el cultivo de alimentos y el cuidado del medio ambiente. Las zonas verdes y los jardines verticales también contribuyen a mejorar la calidad del aire y proporcionan espacios tranquilos para la relajación y el aprendizaje al aire libre (ver referencia 5 de la bibliografía).

Parque infantil escuela Viaró (Sant Cugat)

Parque infantil escuela Viaró (Sant Cugat)

Huerto escolar, escuela Turó (Institució Tarragona)

El programa funcional de una escuela es la visión arquitectónica del plan educativo de cada centro. El arquitecto proyectista debe estar muy bien informado del sistema pedagógico que se quiere impartir, hablar con la dirección del centro para acertar en el momento de proyectar los espacios y diseñar los interiores, ya que dependiendo del plan educativo, se pueden requerir unas actuaciones muy específicas.

Un ejemplo de metodología especial es el método Montessori. Se basa en la independencia y la libertad de elección del niño, lo que implica un diseño específico de los espacios y el mobiliario (ver referencia 6 de la bibliografía).

Las mesas y sillas deben estar a la altura del niño, permitiendo que se sienten y trabajen sin ayuda. Los estantes bajos permiten el acceso fácil a los materiales didácticos, fomentando la autonomía. El uso de materiales manipulativos y naturales, como bloques de madera y objetos sensoriales, es clave para desarrollar las habilidades cognitivas y motoras (ver referencia 6 de la bibliografía).

Las aulas Montessori están organizadas en áreas temáticas: vida práctica, educación sensorial, matemáticas y lenguaje. La disposición de los espacios debe permitir la circulación libre y el acceso a todas las actividades sin restricciones, favoreciendo la independencia de los estudiantes (ver referencia 6 de la bibliografía).

Aula Montessori en escuela Cuarto Creciente (Logroño)

Las escuelas deben ser inclusivas, asegurando que todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades, puedan participar plenamente en la vida escolar. La inclusión no solo se logra a través de la accesibilidad física, sino también mediante enfoques pedagógicos que respetan la diversidad de los estudiantes.

El diseño inclusivo debe incluir rampas con pendientes suaves, ascensores amplios y pasillos anchos que permitan la movilidad de sillas de ruedas y de personas con dificultad motriz de cualquier tipo. Los baños adaptados deben cumplir con los estándares de accesibilidad, con barras de apoyo y espacio suficiente para el uso cómodo de estudiantes y maestros con discapacidad. También es esencial que las aulas incluyan espacios sensoriales diseñados para estudiantes con dificultades de aprendizaje, donde puedan relajarse o recibir apoyo especializado (ver referencia 9 de la bibliografía).

Por otro lado la integración de la tecnología es fundamental. La digitalización de las aulas y el acceso a herramientas tecnológicas avanzadas no solo facilitan el aprendizaje, sino que también preparan a los estudiantes para un mundo cada vez más interconectado. La escuela, sin miedo a afrontar el reto, puede enseñar a utilizar esta herramienta que se debe usar para maximizar las capacidades de cada alumno.

Las aulas inteligentes pueden estar equipadas con tecnologías como pantallas interactivas, dispositivos móviles y conectividad a internet de alta velocidad. Estas herramientas permiten a los estudiantes participar en lecciones interactivas, colaborar de forma digital y acceder a recursos educativos en línea desde cualquier lugar del centro educativo (ver referencia 3 de la bibliografía).

El bienestar emocional es tan importante como el rendimiento académico. Las escuelas deben crear espacios dedicados al descanso y la relajación, donde los estudiantes puedan desconectarse y recargar energías.

Es fundamental disponer de salas de calma o rincones de descanso dentro de las escuelas. Estas áreas, con mobiliario cómodo, luz tenue y colores relajantes, ofrecen a los estudiantes un lugar donde puedan relajarse y reducir el estrés (ver referencia 7 de la bibliografía).

Se pueden incluir también áreas específicas para el apoyo emocional, donde los estudiantes puedan recibir orientación psicológica o emocional. Estas zonas deben ser tranquilas, acogedoras y proporcionar la privacidad necesaria para que los alumnos se sientan cómodos al hablar de sus problemas (ver referencia 7 de la bibliografía).

Respecto al entorno urbano, hay parámetros en los que el proyecto arquitectónico no puede incidir, pero desde el urbanismo se pueden hacer aportaciones desde la mejora de la accesibilidad y la movilidad sostenible. Crear rutas seguras para llegar a la escuela fomentan el transporte activo y la sostenibilidad.

Las escuelas deben estar conectadas a rutas seguras para peatones y ciclistas. Estas rutas no solo reducen la huella de carbono, sino que también promueven la actividad física diaria entre los estudiantes, mejorando su salud y bienestar (ver referencia 5 de la bibliografía).

Recientemente hemos aprendido que las escuelas deben estar preparadas para funcionar en escenarios híbridos que combinen la enseñanza presencial y virtual, así como para gestionar crisis que puedan llevarnos a modificar la forma en la que se imparten las clases como las pandemias.

La pandemia de COVID-19 destacó la importancia de los espacios exteriores y la ventilación. Las escuelas deben disponer de zonas al aire libre donde se puedan impartir clases en un entorno más seguro y saludable (ver referencia 11 de la bibliografía).

Dotar las escuelas con mobiliario de diseño modular permite que los edificios escolares puedan adaptarse rápidamente a situaciones de emergencia. Esto incluye la posibilidad de añadir o modificar espacios de forma temporal o permanente según las necesidades (ver referencia 11 de la bibliografía).

Conclusión

La escuela del siglo XXI debe ser un espacio integral que combine sostenibilidad, tecnología, inclusión y bienestar emocional. Con un enfoque en la flexibilidad, la resiliencia y el uso eficiente de los recursos, las escuelas del futuro están preparadas para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio.

Bibliografía

  1. APA, Neuroarchitecture and Learning. Disponible en: https://www.apa.org/news/press/releases/neuroarchitecture-learning
  2. Universitat Politècnica de Catalunya (2020), Effects of Natural Light on Academic Performance. Disponible en: https://upc.edu/research/naturallightstudy
  3. European Journal of Psychology of Education (2019), Flexible Learning Spaces and Student Collaboration. Disponible en: https://ejpe.com/flexible-learningspaces
  4. The Healthy Building Network (2021), Sustainable Materials in School Construction. Disponible en: https://healthybuilding.net/school-construction
  5. Agencia de la Energía de Cataluña (2019), Energy Efficiency in Educational Buildings. Disponible en: https://energia.gencat.cat/educationalbuildings
  6. The International Montessori Association (2021), Montessori Classroom Design. Disponible en: https://montessori-ami.org/classroom-design
  7. Montessori Today, The Impact of Montessori Spaces on Learning. Disponible en: https://montessoritoday.com/impact-learning-environment
  8. Ministerio de Educación (2010), Real Decreto 132/2010 sobre Requisitos de los Centros Educativos. Disponible en: https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2010-3539
  9. Generalitat de Catalunya (2023), Normativa d’Accessibilitat per a Edificis Escolars. Disponible en: https://gencat.cat/drets-socials/normativaaccessibilitat2023
  10. Generalitat de Catalunya, Un Tomb per l’Escola. Disponible en: https://gencat.cat/tombperlescola
  11. Building Bulletin 102, Designing for Disabled Children and SEN. Disponible en: https://www.gov.uk/government/publications/building-bulletin-102

Escuelas referenciadas en el texto

Viaró Global School    https://viaro.org/ca/

Col·legi Montserrat   https://www.cmontserrat.org/

Institució Tarragona (Turó)   https://tarragona.institucio.org/es/

Cuarto Creciente Montessori School    https://montessoricuartocreciente.es/

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